PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD
La declaración de bienes como Patrimonio de la Humanidad es un reconocimiento que otorga la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) a los sitios que poseen un valor universal excepcional. Por medio de esta distinción se califican estos bienes como universales, y su disfrute, protección y cuidado pasa a ser reconocido por todos los pueblos del mundo, independientemente del territorio en el que estén localizados.
Entre los cometidos que tiene la UNESCO está promover la identificación, la protección y la preservación del patrimonio cultural y natural de todo el mundo considerado especialmente valioso para la humanidad. Con este objetivo surge la idea de redactar un tratado de carácter internacional que cristalizó en la Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural, aprobado por la UNESCO en 1972. Hasta ahora 190 países han ratificado este documento, reconociendo que los sitios localizados en su territorio e inscritos en la Lista de Patrimonio Mundial, sin perjuicio de la soberanía o la propiedad nacionales, constituyen un patrimonio universal en cuya protección la comunidad internacional entera tiene el deber de cooperar.
Gracias a esta Convención se ha podido proteger sitios con valor cultural o valor natural que se hubieran deteriorado o desaparecido debido a la falta de recursos para preservarlos.
Las Pirámides de Egipto, la Gran Muralla China, los canales de Venecia, las cataratas de Iguazú,… son ejemplos de los bienes declarados Patrimonio Mundial. Estos bienes se dividen en tres categorías, en función de sus características: bienes culturales, bienes naturales y bienes mixtos (estos últimos poseen valores tanto culturales como naturales). Se puede acceder al listado completo y actualizado de la Lista de Patrimonio Mundial en el siguiente enlace: whc.unesco.org